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Método que ayuda para determinar la calidad de un proceso cualquiera. Consiste en representar los procesos que se siguen en cualquier actividad docente o productiva mediante la referencia a los objetivos que se han diseñado antes de iniciar la acción, de modo que todos lo que intervienen sean conscientes de la solidez y autenticidad de los pasos que se van dando en el proceso.
Se buscan forma gráficas para dejar constancia clara y muy asequible del grado, modo y solidez de lo que se va adquiriendo y de la conveniencia de rectificar a tiempo de los errores o del deseo de aprovechar los aciertos, sólo posibles si se conoce la realidad de cada paso.
Se emplea en ciencias físicas y en técnicas de ingeniería. Pero se aplica también a las labores relacionadas con la calidad de los aprendizajes y la adquisición de habilidades operativas.
No siempre es compatible con la sutileza de los aspectos íntimos de la personalidad: sentimientos, actitudes, creencias, preferencias. Pero no está mal que también el educador de la fe se someta a controles de calidad, al menos en los soportes ideológicos y afectivos, incluso morales, en la promoción de los valores espiritual.
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